LA REFUNDACIÓN DE BOCA, COMO EN AQUÉL INVIERNO DEL 98


Siempre que se recuerdan momentos únicos e importantes, se los relaciona con una fecha o un lugar determinado, pero también con alguna frase y hecho que refleja ese acontecimiento. Por esto mismo, cuando en el Mundo Boca se habla de la era dorada y del siempre inolvidable ciclo de Carlos Bianchi, se viaja inevitablemente al principio de todo y es ahí cuando los boquenses piensan en aquél 2 de julio de 1998 en Tandil. No porque el hincha recuerde la fecha exacta en la que el Virrey tuvo su primera práctica con el plantel xeneize, pero si seguramente por la famosa frase de Juan Román Riquelme: "Llegó un día con mucho frío del 98, dijo 'Hola soy Carlos Bianchi' y recién perdió en el 99", o por la charla con Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo dónde les aseguró que iban a ser su dupla titular. Sucesos que están en el recuerdo y fueron claves para el inicio del proceso más importante de la historia del club, algo que es verdad, como también que antes se tuvo y necesitó hacer una refundación.

Cuando en un club de fútbol se utiliza la palabra refundación es para diferenciar el cambio radical que ha tenido o tendría una institución respecto a lo que venía. Se entiende que no se habla estrictamente de refundar como un volver a fundar, que es la primera definición de esta palabra en la Real Academia Española, sino de revisar la marcha de la entidad para hacerla volver a sus principios originales como se lo explica en una segunda definición. En Boca Juniors, luego del arribo de Riquelme como encargado de todo el fútbol xeneize, se produjo una refundación futbolística que abarcó a las divisiones juveniles y a las compras de jugadores. Con una idea de apostar por darle más lugar a los chicos de inferiores en la primera y de dejar de hacer incorporaciones con grandes sumas de dinero. Algo que está claro que no se puede lograr de un día para el otro, ya que todo cambio lleva un período de transición en el que se necesita la salida y la llegada de futbolistas, para que con el tiempo si se pueda observar dicho proceso. 

Cuando Bianchi asumió en el xeneize, a mitad del 98, el club llevaba un largo tiempo sin ganar un campeonato y con problemas en el vestuario. Boca era un equipo de apellidos importantes y con un plantel amplio que generaba malas caras en los jugadores que no les tocaba jugar. Por esto mismo lo primero que dejó muy en claro fue avisar que no quería traer grandes refuerzos, sino que buscó potenciar lo que tenía y darle lugar a los juveniles. Apostó por jóvenes de 20 años como Riquelme y Walter Samuel, eligió a Guillermo-Palermo como su dupla titular, trajo a Hugo Ibarra y no tendría en cuenta nombres históricos: Nestor Fabri, Nolberto Solano, Diego Latorre y Claudio Caniggia.

Se dio así una renovación total de los principales referentes del club y con ella el inicio de una era nueva de jugadores que lograría ganar todo, pero eso no sería lo único, además se logró que se vuelva a ver en primera jugadores surgidos de las inferiores y también cambiar la política de compras masivas por la de refuerzos en lugares necesarios. Bianchi no sólo hizo que Boca se acostumbrara a ganar y tuviera la etapa mas importante de la historia xeneize, sino que además dejó un legado de que primero hay que mirar puertas adentro para luego ver que que salir a buscar y no al revés. Una enseñanza que Riquelme tomó desde el primer día que volvió a la institución como encargado del fútbol y que se ha diferenciado de la dirigencia que estaba anteriormente, entendió que hacía falta una refundación futbolística: de juveniles y del plantel de primera, pero sabiendo que para que lo último se lleve a cabo se necesitaba de un tiempo mayor y de la presencia de un técnico con la espalda de Miguel Angel Russo.

El regreso de Miguel al club de La Ribera fue porque Román confió en su estilo futbolístico y por su anterior experiencia con el Mundo Boca. Sabiendo que también este había sido el último entrenador en consagrarse campeón de la Copa Libertadores con el conjunto xeneize, algo que en principio le daba la ventaja de un mayor respaldo y tiempo para poder desarrollar bien su idea. Entendiendo que no era momento de hacer grandes cambios mientras todavía el equipo jugaba el final del campeonato y necesitaba de un técnico que sepa manejar los nombres que tenía ese plantel, que contaba con la presencia del último ídolo y capitán Carlos Tevez, pero además con la de muchos jugadores heredados del ciclo anterior y que se los consideraba como 'referentes' por sus años en Boca.

Con ese contexto, Riquelme y Russo, decidieron que lo mejor era apoyarse en la figura de Tevez como líder futbolístico del equipo y en la de Carlos Izquierdoz como principal referente del grupo. También se buscaron refuerzos con pasado en el club y con experiencia, que se encontraban sin jugar y que llegaban a préstamo o libres, como fueron los casos de Guillermo "Pol" Fernandez, Edwin Cardona y Javier García. Sabiendo que se necesitaban jugadores que conozcan lo que es Boca y que no tuvieran que requerir de un tiempo de adaptación, ya que para eso era mejor darle lugar a los juveniles y no a apuestas que requieran de gastos importantes. Algo similar sucedió con las contrataciones de Marcos Rojo y Diego González, que al no jugar y estar sin equipos, se los trajo con la intención de poder ser recuperados en un futuro. El nombre de Carlos Zambrano es el único que no responde a estos criterios, pero si el de ser un jugador de selección y con actualidad en Europa, algo que también fue una elección.

Ya pasaron 19 meses exactos de las elecciones en Boca y del regreso de Riquelme al club, en dónde se han traído 6 jugadores en tres mercados de pases y sólo se vendió a Bebelo Reynoso (sin contar la finalización de los prestamos, de Junior Alonso y "Pol" Fernandez), en todo este tiempo se tuvo como prioridad mantener el plantel y reforzarlo con algunas oportunidades o con el aporte de algún juvenil. Hasta que en este receso invernal, por diferentes razones, se dio la ida de varios históricos y la del último ídolo xeneize. La salida de Tevez marcó un punto de cierre y comienzo de un nuevo ciclo, con un panorama de recambio de nombres y también de sistema de juego, algo que generó que se lleven a cabo mas contrataciones y se continúe en la búsqueda de nuevas oportunidades.

Ha quedado muy claro cuál es la idea de Román para Boca y está en pleno proceso de llevarla a cabo, desde un primer momento supo que no iba a ser fácil y que iba a necesitar la paciencia del hincha, sabe perfectamente que los tiempos que requiere una refundación futbolística no son compartidos por el periodismo y por la gente. También es consciente que ya no puede defenderse en la cancha y que es el principal apuntado de las críticas por ser un antisistema del negocio del fútbol, él entiende el juego mejor que nadie y está dispuesto a jugarlo desde su nuevo rol de dirigente, buscando recuperar la identidad xeneize y revalorizando a los jugadores propios como le enseñó hace 23 años Bianchi en la fría pretemporada de Tandil. Riquelme quiere y sueña con ver un equipo protagonista en todas las canchas, sabe que la Copa Libertadores es siempre el gran objetivo y seguirá intentando lograrla, pero no a cualquier costo y por eso piensa que hoy es el momento de apostar por un proyecto como el del 98.

Gonzalo Arrese (@gon_ruso).