LA VUELTA DEL ENGANCHE: ¿UNA IDEA ROMÁNTICA O REVOLUCIONARIA?


Históricamente el fútbol en Sudamérica ha sido una cuna de jugadores creativos, que se diferenciaban principalmente del resto por su libertad a la hora de jugar y por encargarse sólo de la parte ofensiva sin ser delanteros, futbolistas con la habilidad que se adquiere en los potreros y con la visión de juego que luego aprenden jugando al "Baby". En Argentina este puesto de la cancha es conocido como el del enganche y ha sido un sello distintivo de los equipos de las décadas de los '70, '80 y '90, hasta que fue desapareciendo lentamente a finales de la década del 2000, con la llegada del famoso doble cinco y sumado luego a la revolución del Barcelona de Guardiola que terminó de ponerle fin a un puesto que se vio muy poco en el último tiempo. Para la última década se observó un gran cambio en el mundo fútbolero, con la vuelta de los extremos y sumado a la figura del falso nueve, se comenzó a dejar de jugar con enganches y se los llevó a estos a recostarse hacia una banda o a una posición más retrasada.

En la última década en el fútbol argentino y principalmente en Boca Juniors, la figura del enganche fue desapareciendo y el alejamiento de su máximo ídolo Juan Román Riquelme fue determinante. El vacío que dejó la ausencia del último diez es tan grande que, desde su partida, no se volvió a ver a un jugador cumplir con ese rol y de hecho tampoco se vio mas al Xeneize jugar de forma regular con un enganche en ese lugar del campo. A tal punto se dejo utilizar esta posición, que a los futbolistas que llegaron con características similares, se los utilizo en otras posiciones y no en ese sector del campo. Con respecto a estos últimos hubo dos casos emblemáticos como el de Leandro Paredes y también el del colombiano Edwin Cardona, que contaron con el visto bueno de Riquelme, pero que por distintas razones no lograron consolidarse y terminaron yéndose sin la posibilidad de poder jugar como enganches en Boca.

Previo a la salida definitiva de Riquelme de Boca a mitad del 2014, el ídolo Xeneize ya había tenido un breve alejamiento del club, luego de la final de la Libertadores 2012 el mismo había expresado su decisión y explicado que uno de los motivos tenía que ver con dejarle lugar a los jóvenes que se veían tapados por lo mas grandes. Si bien se sabe que la principal razón era su mala relación con el presidente Angelici y la poca conexión con el entrenador Julio Falcioni, Román prefirió sólo hacer mención a un vacío futbolístico y a decir que era momento de darle paso a la promesa del club llamada Leandro Paredes. Uno de los tantos descubrimientos de Ramón Maddoni que lo llevó a Boca a los 8 años y que luego terminó debutando en primera división con tan solo 16 años, fue el elegido por Riquelme para ser su sucesor en la cancha y en el momento que el diez anunciaba su adiós, declaraba: "Es hora de que Paredes ahora cumpla todos sus objetivos, juega fantástico y ojalá nos de muchas alegrías".

Ante este panorama el joven Paredes de 18 años comenzó a tener lugar en el equipo, pero a diferencia de su antecesor y referente, lo hizo jugando por la izquierda en un 4-4-2 y no en su posición de enganche. Si bien en un principio su nivel fue muy bueno y logro marcar varios goles en clásicos, no terminó nunca de ser el conductor del equipo, algo que con la llegada de Carlos Bianchi y el regreso de Riquelme lo llevo a esperar de nuevo su oportunidad. La cuál se hizo larga porque su posición coincidía con la de Román en el 4-3-1-2 de Bianchi y también por una lesión que le provocó Agustín Orion en un entrenamiento, lo que lo hizo estar 3 meses parado y perder la poca continuidad que tenía. Si bien después volvió y pudo darse el gusto de ser titular junto a su ídolo en una victoria agónica frente a Tigre, dónde jugó como doble enganche en un 4-2-2-2, en un gran partido y convirtiendo un gol con pase del mismo Riquelme. Aunque finalmente Paredes se iría a la Roma para lograr continuidad y el lugar del diez quedó sin un claro heredero, un problema para Boca que tardó 3 años en "solucionar" y en volver a encontrar un jugador de similares características.

Después de la partida definitiva de Riquelme y posteriormente la de Bianchi, se dio un gran dilema para todo el "Mundo Boca" que se había acostumbrado en los últimos tiempos a ganar con un organizador de juego y jugando con el viejo 4-3-1-2. Con la llegada de Rodolfo Arruabarrena y luego de Guillermo Barros Schelotto, se intentó reemplazar la ausencia del enganche con el aporte de volantes de juego en un 4-3-3 y que también se convirtió en un 4-5-1 con los extremos por toda la banda. El rol del clásico armador se dejó de utilizar y se intentó reemplazarlo con un mediapunta en un 4-2-3-1, pasó a ser el sistema más utilizado en estos últimos años y en dónde el enganche perdió lugar. En este contexto se dio el arribo del colombiano Edwin Cardona, que supo brillar como enganche en Atlético Nacional y tras su ida a Monterrey comenzó a jugar de extremo izquierdo, lo que hizo que no rinda y termine llegando a Boca. 

En su llegada al fútbol argentino enamoró a todos por su gran técnica y pegada, pero sobretodo por su pausa para jugar, lo que hizo que se lo comparase con Riquelme y que se cuestionara el por qué no jugaba de enganche. Si bien su arranque fue muy bueno en cuánto a los números y al recordado gol de tiro libre a River en el Monumental, poco a poco fue perdiendo su lugar en el equipo y la consideración del entrenador, quién en un principio lo hacía jugar de extremo por la izquierda y luego terminó dejándolo afuera de las finales de la Libertadores debido a que optó por extremos naturales para que hagan la banda en lugar de un organizador de juego. A pesar de la decisión de Guillermo, Cardona siempre tuvo la banca mas autorizada que se puede tener en Boca y esa fue la del mismo Román, quién desde el primer minuto elogió el juego del colombiano y también en la previa a la final con River en Madrid: "A mí me fascina como juega Cardona, me siento muy identificado con el juego que tiene. Ha hecho un golazo en cancha de River en un Superclásico, son esos partidos que parece que disfruta y veremos si tiene la posibilidad de jugar que lo haga bien". Una declaración que explica lo que para Riquelme significaba la presencia de un jugador como Cardona en la cancha, algo que finalmente no iba a poder ver y que tampoco volvería a ver en Boca, ya que luego con la llegada de Gustavo Alfaro el colombiano dejaría el club y otra vez se perdió a un jugador con características de enganche sin hacerlo jugar en esa posición.

En el último tiempo, mas allá de los diferentes estilos de los entrenadores que pasaron, el gran problema de Boca estuvo en la elaboración de juego y esto tuvo relación directa con la perdida de la figura del enganche en inferiores. Como se vio antes, los jugadores con características para ocupar ese rol no han tenido el respaldo y la confianza del técnico de turno, pero sobretodo con la aparición del 4-3-3 en todas las divisiones y con él la ausencia de un sistema clásico en la historia Xeneize como el 4-3-1-2. El nombre de Leandro Paredes ha sido seguramente el último que ha revolucionado las juveniles del club, fue la gran aparición de la década pasada, por ser un clásico enganche y por las grandes expectativas que generó. Fue el elegido por Juan Román Riquelme como su sucesor, aunque por distintas circunstancias no pudo ser y si se convirtió en el "cinco" de la selección. 

En la actualidad con Román de nuevo en Boca, encargado de manejar todo el fútbol, se buscará que el Xeneize vuelva a jugar con enganche y para eso el hoy Vicepresidente sabe que el camino debe ser desde abajo hacia arriba. Algo que se ha encargado de decir siempre Riquelme, tanto cuando todavía jugaba que decía en una entrevista: "Para Boca el 4-3-1-2 es el sistema perfecto. Yo soy un convencido de que desde las inferiores más chiquitas hasta primera tienen que jugar siempre así, todos.", como también lo reafirmaba en la previa a las últimas elecciones y en la que explicó que si ganaban la idea era que las juveniles vuelvan a jugar con un enganche. Con este panorama se está trabajando hoy en Boca, en la búsqueda de que puedan surgir más "Paredes", pero entendiendo que mientras tanto es necesario que en la primera haya algún referente en el puesto y por esto mismo el interés de volver a traer a Edwin Cardona a penas haber asumido en el club. Siguiendo esta línea es que se eligió a Miguel Ángel Russo, un entrenador que siempre que tuvo enganches en sus equipos supo utilizarlos de la mejor manera y no los desaprovechó en otros puestos, como fueron los casos del mismo Riquelme en su primera etapa en la Copa del 2007 y también del colombiano Giovanni Moreno cuando dirigió a Racing Club en 2010. 

El fútbol es, sin dudas, el deporte más impredecible y popular de todos. Como bien definió alguna vez el periodista Dante Panzeri: "el fútbol es dinámica de lo impensado" y justamente esto mismo es lo que lo hace tan atractivo. Sin embargo, esta variabilidad y popularidad que presenta, hace que sea un juego que esté en un proceso permanente de cambios: tanto los diferentes estilos y sistemas tácticos, como los distintos roles y posiciones de los jugadores, han ido desapareciendo a lo largo de la historia para luego volver a reaparecer. Ciclos que terminan y que luego vuelven a empezar. Se dice que el fútbol es cíclico y hoy la figura del enganche, que parecía ser algo viejo y romántico, está renaciendo en las divisiones juveniles del Boca Juniors y con ella también la vuelta al esquema clásico del 4-3-1-2. Una idea que siempre tuvo en mente Juan Román Riquelme y que ahora buscan convertir en una revolución.

Gonzalo Arrese (@gon_ruso)