A lo largo de la historia del fútbol argentino hubo entrenadores de diferentes estilos, pertenecientes principalmente a las corrientes Menottistas o Bilardistas, las cuales se han diferenciado históricamente por ser dos filosofías bien marcadas, entre el jugar bien para ganar por un lado y el ganar como sea por el otro. Sin embargo, pese a estas grandes diferencias, las dos han perdurado hasta la actualidad y eso se debe principalmente a que muchos técnicos han continuado los legados de César Luis Menotti como y de Carlos Salvador Bilardo.
A partir de los años '90 en Argentina comenzaron a surgir nuevas corrientes de técnicos, como fueron los denominados Bielsistas y Bianchistas, dejando atrás a los ya mencionados estilos históricos y marcando unas nuevas formas de ver el fútbol. Los primeros identificados justamente con Marcelo Bielsa y sus equipos dinámicos, donde todos defienden y todos atacan y el jugador es el que se tiene que adaptar al esquema táctico. Los segundos con Carlos Bianchi como principal referente, son mas simples y clásicos, se encargan de armar el sistema de acuerdo a las características de sus jugadores y buscan simplificar las tareas del jugador al ponerlo en el lugar que mejor se siente. Estos nuevos estilos llegaron también al Club Atlético Boca Juniors, donde desde la llegada de Bianchi, se empezó a buscar entrenadores que tengan el mismo perfil. El Virrey venía de ganar todo en Velez Sarsfield y continuó con esa racha ganadora con el Xeneize, logrando así adaptarse rápidamente al mundo Boca, por su gran manejo de grupo y su capacidad de liderazgo.
El nombre de Carlos Bianchi fue un referente para los todos los técnicos que llegaron a la institución, después de sus grandes ciclos del 1998/01 y del 2003/04, convirtiéndose en el mas ganador de la historia azul y oro y dejando un legado importante que muchos intentaron continuar. Como fueron los casos de: Oscar Tabarez (2002), Miguel Brindisi (2004), Jorge "Chino" Benítez (2004/05), Alfio Basile (2005/06 y 2009), Ricardo La Volpe, Miguel Angel Russo (2007), Carlos Ischia (2008/09), Claudio Borghi (2010), Julio Cesar Falcioni (2011/12) y hasta llegar nuevamente al nombre de Bianchi (2013/14) en lo que sería su última etapa. Hay que destacar que todos los entrenadores compartían el mismo perfil e idea de juego que el Virrey, salvo La Volpe y Borghi que fueron lo únicos que no salieron campeón con el Xeneize y que junto a Brindisi (campeón de la Sudamericana 2004 junto al "Chino" Benítez) sólo duraron 3 meses. Luego llegarían Rodolfo Arruabarrena (2014/16) y Guillermo Barros Schelotto (2016/18), dos ex dirigidos por Bianchi, pero que marcaron un estilo diferente al de su mentor y eso llevó a ver a un Boca futbolísticamente muy distinto al gran legado que había dejado este último. Algo que si podría volver a verse por Brandsen 805, tras el arribo de Nicolas Burdisso como manager del club y con la contratación de Gustavo Alfaro como el nuevo entrenador, que llegó tras haber sido recomendado anteriormente por el mismo Virrey como un técnico de su agrado y con un perfil similar en cuanto a su liderazgo de grupo.
La llegada de Gustavo Alfaro al Xeneize está ligada directamente con el nombre de Burdisso, quien manifestó en varias oportunidades que a la hora de ir a buscar al entrenador tuvo en cuenta que Boca necesitaba un líder para este momento, sabiendo que este es un año político en el club y aún pese al conocimiento del gusto del presidente Daniel Angelici por otro técnico como Antonio Mohamed. Buscando así alguien experimentado y que no tuviera relación con el Mundo Boca, como si había pasado anteriormente, para hacerse cargo de un plantel golpeado y con la necesidad de un cambio fuerte en el liderazgo. Este cambio incluía también el manejo y el lugar de los juveniles, ya que fue algo que en los últimos años se había perdido, debido a una política de compra por parte de la dirigencia y también del poco lugar que se le había dado desde las conducciones técnicas anteriores. Algo similar sucedía en aquel invierno del 98 cuando llegó Carlos Bianchi y decidió reducir un plantel lleno de figuras, para armar una base titular y darle mas a lugar a los pibes de inferiores que asomaban en ese momento. Hoy, en otro contexto, Alfaro también eligió armar una columna vertebral manteniendo a las importantes figuras: Darío Benedetto, Nahitan Nández, Carlos Izquierdoz y Esteban Andrada (titulares en el ciclo anterior) y trayendo a Ivan Marcone y Lisandro Lopez que son jugadores que ya conoce muy bien de su paso por Arsenal de Sarandí, pero también recortando el amplio plantel que había para empezar a darle lugar a los juveniles como: Marcelo Weigandt, Nicolas Capaldo, Agustín Obando y Agustín Almendra, que si bien tuvo alguna participación con Guillermo Barros Schelotto no era el primer recambio como ahora en el mediocampo. Otro gran cambio en la conducción de Alfaro es el respaldo y la confianza en un jugador creativo como Emanuel Reynoso, si bien todavía no le dio la libertad total de ser el enganche o la manija del equipo, le ha dado la continuidad que este tipo de jugadores necesita para poder soltarse y hacerse dueño de la pelota. Sin entrar en ninguna comparación con la figura de Juan Román Riquelme, el máximo ídolo de la historia azul y oro, cuando este llegó al club alternaba su participación en el once titular y con la llegada del Virrey obtuvo la continuidad que necesitaba para luego no salir mas del equipo. Volviendo al tema de la base principal del equipo, además de las mencionadas fijas; Andrada, Lopez, Izquierdoz, Marcone, Nández y Benedetto, hay que hacer un párrafo aparte para la presencia de Carlos Tevez o Mauro Zárate en el once titular.
Si hay algo que siempre se le destacó a Carlos Bianchi, mas allá de sus grandes equipos y su inteligencia a la hora de leer los partidos, fue su forma de liderazgo y su manejo de grupo. En dónde se decía que los jugadores que no les tocaba jugar estaban mas motivados que los titulares, si bien tenía una base titular, no era partidario de los famosos "once de memoria" del Coco Basile y apuntaba generalmente a la rotación para generar una alta competencia. Siguiendo esta misma línea parece estar Gustavo Alfaro, que desde su llegada a manifestado que es necesario rotar para equilibrar el desgaste que proporciona jugar Copa y Campeonato y además para generar una competencia interna. Los casos de Carlos Tevez y Mauro Zárate son un claro ejemplo de esto, jugando en una misma posición detrás del nueve, pero con diferentes roles los dos han sido fundamentales para el entrenador y han participado con regularidad en toda la era Alfaro. Tevez siendo el emblema y capitán, comenzó jugando y recuperó la continuidad que había perdido en la etapa anterior. Por otro lado, Zárate arrancó corriendo desde atrás, pero por sus grandes actuaciones fue ganando lugar y hoy es el jugador mas desequilibrante que tiene en el plantel. Es verdad que el técnico también ha probado con los dos juntos en diferentes partidos y que todos terminaron en victoria; frente a Defensa y Justicia (1-0), Banfield (2-0) y Tolima (3-0), pero en ninguno se vio una gran conexión entre ambos y además que se superponían en cancha. Por lo que lo mas normal, salvo alguna circunstancia especial, será ver a uno de los dos y el otro deberá esperar su oportunidad desde afuera. Como también alguna vez hizo Bianchi con Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Delgado, quienes si bien luego terminaron jugando juntos, poniendo al que mejor estaba y sin importar el nombre o idolatría en cuestión. Algo que el mismo Alfaro también declaro como una máxima de su gestión, diciendo que "El escudo está adelante y el apellido atrás, como en la camiseta", dejando un claro mensaje que el que está mejor va a jugar y no por el nombre que tenga.
En este corto periodo que lleva Gustavo Alfaro al mando del conjunto Xeneize ha ido cambiando y probando varios jugadores, aunque lo que poco ha variado es su sistema táctico madre. El clásico 4-4-2 que tanto resultado le ha dado en su carrera sigue siendo en general la táctica elegida, a pesar de saber de que hoy está en un equipo con otros recursos y con la obligación de salir a ganar en todas las canchas, pero también siendo consciente de la posibilidad de cambiar de sistema (por momentos un 4-2-3-1) para encontrar el mejor funcionamiento y que así los interpretes se sientan cómodos. Algo que no había sucedido en el ciclo anterior y que todavía se sigue arrastrando es el armado del mediocampo. Si hay algo que se le destacó siempre a los equipos de Carlos Bianchi es el armado del mediocampo, el cual fue siempre el sostén del equipo y en dónde por ahora Gustavo Alfaro viene improvisando, con delanteros como Pavón y Villa haciendo la banda derecha y un enganche como Bebelo Reynoso jugando por la izquierda cuando no siente el ida y vuelta. Un problema que deberá solucionar incorporando un volante por ese sector, para soltar así a Bebelo por adentro y cambiar de sistema a un 4-3-1-2 o mantener el 4-4-2, según el rol que le considere al zurdo volante en el equipo. Otra opción puede ser adelantar a Villa como delantero y pasar a un 4-3-3 , ya que es dónde mejor rinde el colombiano y porque cuenta también con los jugadores ideales para cubrir la mitad de cancha con tres volantes en el medio. Otra incertidumbre está en la función del volante central, dónde ubica a Marcone junto a Nández, pero ninguno termina cumpliendo el rol de cerrarse entre los centrales para juntar las líneas entre la defensa y el mediocampo. Deberá buscar recuperar el nivel de Marcone, quién todavía no jugó como único cinco y es dónde mejor ha rendido en su carrera, pero también el del mismo Nández que siempre demostró sentirse mas cómodo jugando como un ocho clásico y con la raya cerca.
Mas allá de algunos problemas en cuanto al parado de sus jugadores, Alfaro siempre tuvo claro como quiere que juegue su Boca y recientemente declaró que sueña armar un equipo que juegue como el de Bianchi, por eso entiende que lo mas importante es seguir ganando y corrigiendo en el camino. Como decía el Virrey una victoria trae otra victoria y sabe que esta Copa podrá ser el inicio de otra Copa, con la gran ventaja además que tendrá en el legado Bianchi, un modelo para armar.
Gonzalo Arrese (@gon_ruso)