SI NO HAY AMOR, QUE NO HAYA NADA


A lo largo de la historia del fútbol existieron ídolos que han sido amados por unos y odiados por otros, distintos sentimientos pero siempre de la mano; mientras mas grande era el amor de un lado, mayor era el odio del otro. Fueron en su mayoría grandes jugadores o entrenadores, aunque no en todos los casos fue lo futbolístico el factor principal de la idolatría, ya que jugadores y técnicos queridos pueden haber muchos, pero el título de ídolo es para algunos pocos. Como dijimos anteriormente la idolatría no está ligada sólo a lo futbolístico, sino que va mas allá, está presente también en el carisma y en cómo el hincha se siente representado con este ídolo que defiende sus colores. El fútbol argentino ha tenido grandes jugadores, que además quedar en la historia por su juego también lo han hecho por quedar marcado en partidos importantes, ya sea por partidos que definían un campeonato, como también en los clásicos. Uno de estos grandes jugadores fue Guillermo Barros Schelotto, quién además de ganarse el título de ídolo en Gimnasia de La Plata (club del que salió y del cual es hincha) también lo hizo en Boca Juniors. En este último logrando ser el segundo mas ganador de la historia del club (detrás de Sebastián Battaglia) siendo uno de los que mejor sabía jugar los Boca-River y ganándose el amor incondicional del pueblo boquense, no sólo por sus goles y asistencias, sino también por su inteligencia, carácter y picardía para jugar los partidos importantes. Por otro lado como entrenador ha sido muy diferente su relación con el hincha boquense, si bien salió bicampeón del torneo argentino, nunca ha logrado despertar el mismo amor que generaba con la 7 en la espalda. Todo lo contrario en la actualidad, ya como técnico de Boca, donde es muy cuestionado por la falta de inteligencia en sus planteos tácticos y principalmente por la escasez de carácter y picardía que tiene el equipo a la hora de enfrentar los clásicos o en los mano a mano.

En su etapa como jugador el Mellizo debutó en Gimnasia de La Plata en 1991, jugando durante 6 años hasta 1997 donde fue comprado por Boca Juniors. En su debut en el club de la Ribera anotó un gol, entrando desde el banco de suplentes, frente a Newell's. En un equipo en el que jugaba poco, postergado por Claudio Caniggia, pero con buenas actuaciones cada vez que le tocaba ingresar. Hasta que llegó Carlos Bianchi, en el invierno del 98', quién le dio la número 7 y lo juntó con Martin Palermo para ser una de las mejores duplas de la historia Xeneize. Que comenzó con el Bicampeonato 98/99, donde llegó alcanzar el récord de 40 partidos invictos, un equipo experimentado y con la presencia de un pibe que empezaba a ser figura llamado Juan Román Riquelme. Luego vendrían la Libertadores e Intercontinental 2000, en las que por diferentes lesiones alternaría la titularidad con Marcelo Delgado. En el 2001 vuelve a consagrarse campeón de América siendo una de las principales figuras, ya sin su compinche de ataque Martin Palermo, pero armando un tridente junto al mismo Chelo Delgado y al enganche del equipo antes mencionado Riquelme. Junto a este último formaron un gran entendimiento dentro de la cancha, a pesar que siempre se habló de una mala relación afuera, que se vio reflejada en la final Intercontinental del mismo año frente al Bayern Munich. En la cual Boca cayó por 1 a 0, con un jugador menos casi todo el partido por una tonta expulsión de Delgado, en un partido parejo que se termino definiendo en tiempo extra y dónde tanto el 7 bravo como el 10 de Don Torcuato fueron las grandes figuras de un equipo que murió de pie. Para muchos este día se vio una de las mejores versiones juntos en una cancha, que con la ausencia de otro delantero, se buscaron todo el tiempo y fueron muy inteligentes para aguantar la pelota lejos del arco que defendía el colombiano Oscar Cordoba. Así se terminaría la primera y mas gloriosa etapa de Bianchi en Boca, aunque no sería la única.

Después llegaría Oscar Washington Tábarez, quién sólo duraría un año tras una mala Copa Libertadores y tras pelear el torneo con el Independiente del Tolo Gallego, dónde el Mellizo se perdería la primera parte del año por distintas lesiones y sería una pieza clave del subcampeonato. En 2003 con el regreso de Bianchi volvió a ser importante en la obtención de la Libertadores (tercera en el club), destacándose en la vuelta de los octavos de final contra el Paysandu, en la cuál convertiría 3 goles para que Boca de vuelta la serie en Belem. Además en este año jugaría su mejor superclásico, el que según muchos lo convirtió en ídolo del pueblo boquense, marcando 2 tantos en el empate 2 a 2 en la Bombonera y tras ir perdiendo 2 goles abajo. Luego también se tomaría revancha de la final perdida en 2001 jugando como titular en la victoria del Xeneize frente al poderoso Milán en la Copa Intercontinental. Al siguiente año volvería a jugar otra final de Libertadores, aunque antes de eso se cruzaría en semifinales con River, en el que sería sin dudas el partido que definitivamente se metería en el corazón del pueblo boquense. Tras una serie que comenzó con el encuentro de ida lleno de incidentes, en el que Boca se impuso por 1 a 0 con gol de Schiavi tras un centro suyo, vendría el partido de vuelta en el Monumental en el cual el Mellizo provoca la expulsión de Rubens Sambueza y de gente del cuerpo técnico de River cuando el encuentro estaba en desventaja y en inferioridad numérica. Posteriormente el Xeneize pierde la final de la Libertadores con el Once Caldas, lo que llevaría nuevamente al fin de otra etapa de Bianchi, en este contexto la participación de Guillermo en el primer equipo fue disminuyendo gradualmente. Con la llegada de Alfio Basile pasó a ocupar un lugar en el banco de suplentes, relegado por la gran actualidad de Rodrigo Palacio, ingresando pocos minutos en el famoso equipo de los "once de memoria". Volvería al equipo titular con la salida del Coco y el arribo de La Volpe, pero por un lapso muy corto, ya que este último perdería un campeonato increíble con Estudiantes de la Plata y le da paso a Miguel Ángel Russo. Con quién definitivamente perdería lugar y volvería a ser relegado, hasta llegar a jugar un partido en la reserva, lo que genera su salida al fútbol de los Estados Unidos después de jugar 10 años ininterrumpidos con la 7 en la espalda y se despediría vaticinando que volvería a Boca como entrenador.

Como un final de un cuento anunciado, el 2 de marzo de 2016 Guillermo retorna a Boca, pero lo hace de traje, sin la 7 histórica Xeneize con la que conquistó tantas hazañas y lo hizo tras 9 años de haberse ido. Con la experiencia de haber dirigido a Lanús previamente, consiguiendo ganar la Copa Sudamericana 2013 y logrando colocar al granate en el cuarto puesto del ranking mundial de clubes de la IFFHS, por detrás del Bayern Munich, Real Madrid y Barcelona. Llegó al conjunto de la Ribera para reemplazar a su ex compañero Rodolfo Arruabarrena, quién había salido campeón en el último torneo pero que por un muy mal había sido destituido, con el objetivo máximo de llevar al conjunto de La Ribera a ganar su séptima Libertadores. Algo que no iba a poder lograr ya quedaría afuera en semifinales frente a Independiente Del Valle, en una serie que parecía accesible y terminó perdiendo en la Bombonera de forma increíble, pese a que había comenzado ganando. Luego de ese masaso que fue quedarse en la puerta de una nueva final de Copa, logró terminar la segunda mitad del año de buena manera, por la Superliga le ganó a San Lorenzo, Racing y River (el recordado 4 a 2 en el Monumental) en una seguidilla de gran fútbol que terminó con la salida de Carlos Tevez al fútbol chino. Además de la figura del Apache, el jugador fundamental de ese Boca de Guillermo fue Fernando Gago; quién tras volver de una larga lesión, le dio fútbol al equipo y tomo el rol de conductor. Ya en el 2018, a la baja ya mencionada de Tevez la reemplazo con Ricardo Centurión, un jugador mas explosivo y con características de ir mas por afuera. Pese a tener una segunda mitad de campeonato irregular en la que cayó frente a River en la Bombonera por 3 a 1, logró reponerse a tiempo con el ingreso fundamental del colombiano Wilmar Barrios que acomodó los problemas defensivos y de la mano de su goleador Darío Benedetto, terminó festejando su primer título como técnico de Boca. Pese haber logrado el objetivo, el conjunto del Mellizo no terminaba de convencer al pueblo boquense y una de las principales razones era por como jugaba los partidos en los que el rival le proponía mas ficción que juego. Además también se le empezaba a reprochar que nunca cambiaba el sistema táctico, siempre fiel al dibujo (4-3-3) que ya lo implementaba en Lanús, con dos extremos bien marcados como Cristian Pavón y Ricardo Centurión. Estos serían una debilidad en el Mellizo, Pavón se convertiría en el jugador con mas presencias en la era Guillermo, en cambio Centurión se marcharía del club por problemas de conducta y siempre sería un anhelo del entrenador para que vuelva.

En la segunda mitad del 2017, comenzaría nuevamente la Superliga de muy buena manera. Con la presencia otra vez de su capitán y conductor de equipo: Fernando Gago, que junto a Pablo Pérez, Wilmar Barrios formaban el mediocampo. Arriba con Pavón, Benedetto y el ingreso del colombiano Edwin Cardona por Centurión, se vio a uno de los mejores Boca del Mellizo, junto al de la segunda mitad de 2016 que tuvo a un Tevez brillante jugando de enganche en un parado táctico mas clásico como el (4-3-1-2). Posteriormente llegaría otra nueva lesión de Gago, esta vez jugando para la selección Argentina, la cual afectó al juego del equipo y éste se sostendría por el poder ofensivo. Con un Cardona en buen nivel y con el ingreso de Nahitan Nández por Gago, ambos marcaron los goles del Xeneize que volvió a ganarle a River por 2 a 1 en el Monumental y quedó encaminado para el bicampeonato. Aunque otra lesión sería un dolor de cabeza para Guillermo, en esta oportunidad perdía a su goleador Darío Benedetto, por mas de 6 meses y ahí comenzaría a verse un equipo dependiente de Pavón. Lo que demostraba una vez mas que éste Boca es un conjunto de grandes individualidades, que no tenían un equipo sólido atrás para cuando éstas no estaban. En el 2018, con la vuelta de Tevez al club, se intentó recuperar calidad individual que se había perdido con las bajas de Gago y Benedetto. Aunque el nivel Carlitos no sería el mismo y Boca lo sufriría frente a River en la final de la Supercopa Argentina, en la que caía por 2 a 0 retornando así los fantasmas de las derrotas en cruces eliminatorios. Uno de los grandes errores del técnico fue querer seguir jugando igual, cuando no tenía los mismos interpretes, no cambiar el esquema cuando contaba con jugadores para jugar de otra manera. Como le había sucedido con Rosario Central por la Copa Argentina, en dos oportunidades y en dónde se había perdido de forma similar.

A pesar de todo esto, terminaría logrando el bicampeonato y así se aseguraba su clasificación para los octavos de final de la Copa Libertadores, que consiguió tras vencer en la última fecha a Alianza Lima y por la victoria del Palmeiras frente al Junior de Barranquilla. Tras el receso por el Mundial llegarían las incorporaciones de Esteban Andrada, Carlos Izquierdoz, Sebastián Villa y Mauro Zárate, que mas los regresos de Gago y Benedetto armarían un nuevo Boca y así recuperaría la calidad individual. Comenzaría la Superliga, de manera irregular, pero en la copa eliminaría en octavos a Libertad de Paraguay por un global de 6 a 2. Mostrando que pese a esta irregularidad, tenía nuevamente grandes figuras que le aportaban mucho gol. En la parte defensiva se encontraba mas seguro con la llegada de Andrada, pese a que todavía Carlos Izquierdoz no había podido jugar por una suspensión, para los cuartos de final contra el Cruzeiro de Brasil este ingresaría y le daría mayor seguridad a la defensa en la victoria  por 2 a 0. En el mejor partido del año del Boca de Guillermo, sin brillar como en otra oportunidad, pero siendo un equipo copero y equilibrado como pocas veces se lo ha visto desde la llegada del Mellizo. Aunque este aparente cambio del equipo fue breve, ya a los pocos días perdería por 2 a 0 un nuevo clásico en la Bombonera, similar al de el año anterior con los mismos errores en el planteo inicial y sin respuesta para cambiarlo durante el encuentro el conjunto de Guillermo decepcionaba en un partido partido importante. La reacción que el mismo tuvo como jugador en aquella tarde de 2003 en la Bombonera que convirtió 2 tantos para empatar 2 a 2, un partido que se había ido al descanso 0-2 abajo, no la tuvo ni esta oportunidad ni tampoco la había tenido anteriormente en circunstancias similares.

En la actualidad, para agravar aun mas el desconcierto tanto del equipo como del entrenador, el Xeneize cayo por 1 a 0 frente a Gimnasia de La Plata por los octavos de final de la Copa Argentina. Volviendo a mostrar tibieza a la hora de jugar un partido determinante para recuperar la confianza, tras la dura derrota en el superclásico, jugando uno de los peores partidos en la era Guillermo y mostrando síntomas de un fin de ciclo.  Aunque está claro que este termina en diciembre y que todavía le queda el objetivo mas importante, ganar la séptima Libertadores, la cuenta pendiente que sabe el entrenador que tiene con el hincha. El Mellizo es considerado uno de los grandes ídolos de la historia de la entidad de la Ribera, siendo el mas ganador del club, superando a Battaglia en títulos sumando los dos que consiguió como técnico y sabiendo que si bien el hincha boquense lo ama como jugador, hoy no sucede lo mismo como entrenador. Sabe que en Brandsen 805 puede ser criticado por alguna decisión, pero jamás será silbado y mucho menos insultado. Conoce muy bien lo que es el mundo Boca y entiende que si no hay amor, lo mejor es que no haya nada.