Históricamente en el fútbol se ha instalado que los equipos se arman a partir de una columna vertebral, dónde se destacan un arquero y un defensor central como líderes de la defensa, un enganche y un centrodelantero como líderes del ataque y un volante central como el corazón del equipo. Este último, mas conocido como el número cinco, es considerado el termómetro de un equipo y para muchos sus características reflejan el juego del mismo. Famosa es la frase "Dime quién es el mediocentro y te diré cómo juegas", diferenciando así diferentes estilos en la misma posición. En los que se destacan dos muy marcados y, a su vez, opuestos como el volante de juego y el de marca. Los primeros tienen como principal característica la salida clara y la conducción del equipo, complementando las tareas defensivas con las ofensivas, utilizando la ubicación y anticipación para suplir la carencia de marca en la recuperación de la pelota; como Franz Beckenbauer, Roberto Falcao, Lothar Matthaus, Fernando Redondo, Andrea Pirlo, Xabi Alonso y actualmente Sergio Busquets por nombrar los casos mas emblemáticos. Por otra parte, parados en la vereda de en frente, están los volantes de corte o de contención que su principal labor está en las tareas defensivas, relevando a sus compañeros cuando dejan libre su posición y en algunos casos suelen terminar formando una línea de tres, metiéndose entre los centrales como un libero; como Claude Makelele, Roy Keane, Patrick Vieira, Gennaro Gattuso y actualmente Javier Mascherano, Casemiro, N'Golo Kanté (la gran figura de Francia campeón del mundo). En el fútbol argentino y mas precisamente en Boca Juniors, el mediocampista central ha sido mas de "garra y corazón" que de "galera y bastón", aunque han habido excepciones que pertenecen a estos últimos y que con el paso del tiempo fueron convirtiéndose en los hoy llamados volantes internos.
Los primeros grandes referentes como número cinco en el conjunto de la Ribera se asocian a la fuerte presencia en la marca y la lucha, como Antonio Rattín (ganador de 5 títulos y quién jugó toda su carrera en el club, 14 años), Blas Giunta (emblema del "huevo, huevo, huevo" y ganador de 6 títulos), Mauricio Serna (ganador de 6 títulos, en los que se destacan 2 Libertadores y una Intercontinental) y Raúl Cascini (ganando 4 títulos, destacándose la Libertadores e Intercontinental 2003). Quienes se han ganado el amor incondicional del hincha boquense, no sólo por ser grandes campeones con el xeneize, sino porque además han sabido jugar con el ADN del 5 de Boca. Justamente el Chicho Serna, uno de los abanderados de este estilo, expresó la importancia que tiene para él estos tipos de jugadores en este club, "Todos amamos a Riquelme, a Diego, a Martin, al Chelo y al Mellizo, pero la mística y el corazón de Boca la marca el número 5" marcando de esta manera la identificación del hincha con esta forma de juego.
Otros jugadores, surgidos de las inferiores, que comparten este tipo de características son Cristian Erbes y Andrés Cubas. Sin embargo por diferentes razones, aún siendo fieles a ese estilo de números cincos de garra y corazón que tanto le gusta al hincha xeneize, no han conseguido triunfar en el club y hoy se encuentran fuera del lugar que los vio nacer. Aunque en su paso por Boca los dos tuvieron buenos rendimientos, que los puso como titulares en distintos momentos aunque con un mismo socio al lado Fernando Gago. El Pichi Erbes fue el volante central elegido por el Vasco Arruabarrena, quién lo ubicó como cinco tapón y lo junto con un Gago mas destinando a la elaboración. Tras la salida de Arruabarrena y la llegada de Guillermo Barros Schelotto el Pichi perdió terreno y en su lugar ingreso otro joven proveniente de las inferiores, Andrés Cubas. Una gran promesa del club, que debutó con Carlos Bianchi y con el Vasco alternó varios partidos, pero que con la llegada del Mellizo se ganó un lugar y armó una gran sociedad en el mediocampo con Gago, quién ya definitivamente se había convertido en un volante mixto o interno. Aunque finalmente, después de volver de una larga lesión, Guillermo volvería apostar por Gago como único cinco y relegaría a Cubas, quién se iría a préstamo a Defensa y Justicia y luego sería traspasado a Talleres de Córdoba como parte de pago del pase de Emanuel Reynoso a Boca.

Este gusto futbolístico del técnico boquense hizo que tardara mas de un año en poner a un mediocentro de marca y lucha como Wilmar Barrios. Que luego de una dura derrota con River en la Bombonera, en la que el equipo sufrió a las espaldas de Fernando Gago, ingresaría para terminar jugando los últimos partidos del campeonato que terminaría con un Boca campeón. A partir del ingreso de Barrios fue inmediato el apoyo del hincha xeneize, el cual se enamoró de su entrega y de sus quites y hace estallar a la Bombonera como en los tiempos de Rattín, Giunta o su compatriota Chicho Serna, quién fue el que recomendó y acercó a Wilmar al club de la Ribera. Fue tan bueno el rendimiento del ex Tolima, que no volvió a salir del equipo y si bien el hincha quiere mucho a Fernando Gago, está claro que en ese lugar de la cancha prefiere a un jugador del estilo del colombiano.
Párrafo aparte para Sebastián Battaglia, quién fue un número 5 distinto al de los mencionados. Ya que si bien su posición natural era la de mediocentro, siempre ha compartido la mitad de cancha con volantes centrales de los dos estilos, adaptándose y logrando ser el jugador mas ganador de la historia azul y oro (con 17 títulos, en los cuales se destacan 4 Libertadores y 2 Intercontinentales, además de haber jugado 13 años en el club, en dos etapas). Primero arranco como número 8 con Bianchi, formando un mediocampo con Serna y luego con Cascini, dónde colaboraba en la recuperación pero también tenía la obligación de llegar al área rival. Ya en su segunda etapa, después de un paso por el Villareal de España, volvió al club de sus amores y fue una pieza clave del Boca de Alfio Basile. El "Equilibrista" como lo apodo el Coco y quién lo hizo compartir la mitad de cancha con Fernando Gago, el 5 de juego de ese Boca, jugando como un 8 pero siendo el encargado de cerrarse y relevar al joven Gago cuando este se soltaba.