Históricamente el fútbol estuvo
marcado por entrenadores con diferentes estilos y formas de jugar, algunos
ofensivos y otros defensivos, pero todos llevaron a cabo una filosofía de juego
determinada. Esta consistía en la mirada en la que cada entrenador
tenía sobre el fútbol en general, pero que al estar al frente de un equipo se
debía analizar y en algunos casos reajustar, de acuerdo a los jugadores con los
que contaba. A partir de esta idea se elaboraba un sistema táctico y una
estrategia, teniendo en cuenta la manera más idónea para el armado del equipo,
como también la estrategia más acertada dependiendo del contexto y el rival. Para
así lograr el objetivo primordial, que fue y será siempre, ganar. Ya en la era
contemporánea el rol del entrenador ha ido mutando y su importancia incrementó
enormemente, tal es así, que en algunos casos han llegado a poner su estilo de
juego por encima de los intérpretes, cuando lo más apropiado para cualquier
técnico debiera ser al revés. Justamente un claro ejemplo de éstos últimos fue Carlos Bianchi quien logró quedar en la historia de Vélez Sarsfield,
un equipo modesto y sin historia copera, al cual llevó a consagrarlo campeón de
tres torneos locales, una copa Interamericana, una Libertadores y una
Intercontinental contra el Milán. Luego llegaría a Boca Juniors, donde el
Virrey (así fue apodado por Víctor Hugo Morales en alusión al Virrey Liniers) tendría dos etapas muy exitosas que lo consagraría
como el entrenador mas ganador de la historia del club.
La primera, la más
recordada por los hinchas (ganando tres torneos locales, dos copas Libertadores y una
Intercontinental contra el Real Madrid), tendría como principales referentes a Juan
Román Riquelme, Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo. Y si bien seguía
con la misma idea que lo llevó al éxito en el equipo de Liniers, ahora,
planteaba otro sistema táctico; dejando el 4-4-2 (equipo bien parado
defensivamente, con un fuerte mediocampo y una gran efectividad adelante) y
pasando al 4-3-1-2 donde mantenía lo mencionado anteriormente, pero agregándole
mas juego con la inclusión de un enganche (Riquelme), quién sería el conductor
del equipo y la gran figura de ese Boca. Ya en su segunda etapa con el conjunto
boquense volvería a coronarse campeón del torneo argentino, de la copa Libertadores
y de la Intercontinental, nuevamente contra el Milán. Esta vez, solo con la
presencia del Mellizo (ya sin Riquelme y Palermo), el equipo del Virrey volvería
a cambiar de sistema; con una delantera sin un 9 de área, formada por dos
delanteros rápidos como Delgado (quién terminaría como goleador de la copa
Libertadores 2003) y el mismo Guillermo. Este Boca seguía contando con una defensa sólida y
un mediocampo con mucha recuperación, pero ya no bajo la conducción y el juego del 10, por lo
que muchas veces terminaba formando un 4-4-2, agregando un volante con llegada (Javier Villarreal en la Libertadores o Matías Donnet en el torneo Apertura 2003 y en la final Intercontinental) haciendo un equipo mas directo sin tanto juego. Otra variante fue la inclusión de
Carlos Tevez quien tomo el lugar de "9" generando así un 4-3-3 más similar al clásico 4-3-1-2, pero con un juego mas vertical en la ofensiva.
En la actualidad el conjunto Xeneize dirigido
por Guillermo Barros Schelotto, imbatible en los torneos locales (lleva 485 días como líder) y que acaba de superar un récord de 39 fechas como puntero
que tenía el Boca de Bianchi, se encuentra en un momento de dudas en el armado del
equipo. Esto se debe a lo irregular que ha
sido el equipo en lo que va del 2018, en esta última semana tuvo tres encuentros
en los que a nivel resultados fueron positivos (se le gano al segundo, en ese
momento, también al Junior por la copa y aunque se perdió el último sábado contra
Defensa y Justicia, los escoltas perdieron y quedó a 7 puntos del segundo con
15 en juego). Por otro lado, en lo futbolístico el saldo fue negativo, porque si bien hay
que destacar que Pavón volvió a levantar su nivel y que Reynoso logró hacerse
eje del equipo y parecerse más al de Talleres, dejó muchas dudas en cuanto a la
forma de juego y principalmente en el aspecto defensivo, algo que
preocupa de cara a los partidos de copa. Como ya repasamos anteriormente, unas de las principales características
que tenían los equipos coperos del Virrey era la solidez defensiva. Un déficit
defensivo que el Boca de Guillermo había logrado solventar con el ingreso de Wilmar
Barrios en el once titular y con la dupla central integrada por Paolo Goltz y
Lisandro Magallán. El colombiano le dio el equilibrio que el equipo no tenía, acompañado también de dos volantes internos como Fernando Gago (quién hoy está
cumpliendo 32 años y ya se entrena a la par de sus compañeros) y Pablo Pérez,
que colaboraban en la recuperación de la pelota y además aportaban una salida
clara.
Con esta mejora en el sector defensivo las principales dudas del
entrenador estuvieron y parecen seguir estando en la parte ofensiva, teniendo
en cuenta su gusto de jugar con tres puntas (dos extremos netos y un
delantero de área, que baje a pivotear para asociarse con los dos
mediocampistas internos). Esos delanteros tuvieron nombre en su ideal; Cristian
Pavón, Darío Benedetto y Ricardo Centurión, aunque duró muy poco por la partida
de este último. Luego llegó Edwin Cardona que si bien ocupó la misma posición
de Centurión juega a otra cosa, es más bien un conductor (enganche) y
de muy buena pegada, que necesita estar en contacto con la pelota y no pegado a la línea como un extremo. También se lo llegó a comparar con el máximo ídolo
del club (Riquelme), al llevar el mismo número de camiseta. Otro jugador que
reúne algunas de las características del último diez es "Bebelo"
Reynoso, un enganche proveniente de Talleres de Córdoba, que victima de este
"fútbol moderno" y de la misma idea del Mellizo (expuesta
anteriormente) juega de volante interno. Continuando con éste argumento, podemos sumar dos casos más de
futbolistas que encajarían mejor en otro sistema en donde se incluya un enlace,
como son los casos de Gonzalo Maroni y Carlos Tevez. En el caso del joven
cordobés se lo ha probado tanto de extremo como de interno y si bien tiene
características distintas a los antes mencionados su posición natural es la de
enganche, aún siendo más vertical. Y por último está el caso más emblemático que es el de Tevez, quién para el entrenador su lugar está dentro del área (centrodelantero)
y el ha manifestado querer jugar como mediapunta detrás del nueve.